Agresividad
La conducta agresiva es la más frecuente de las alteraciones de comportamiento en los perros domésticos. Debemos tener en cuenta que la mayoría de las conductas agresivas son para la especie canina, patrones normales de comportamiento, lo cual hace más difícil la resolución de este tipo de problemas. Ahora bien, desde que el perro comparte su nicho trófico con la especie humana, y pasa a ser un miembro más de la familia que lo acoge, todas las formas de conducta agresiva son inaceptables y hay que corregirlas de raíz. En realidad, las conductas agresivas tienen una función de auto-protección que está íntimamente ligado a su instinto de supervivencia si viviera en un medio salvaje. También los machos compiten por cópula y para ello, deben hacer desistir a sus competidores, derrotándoles (selección sexual). |
Hay que tener en cuenta que la mayoría de casos de agresividad hacia personas están mal diagnosticados y que hoy en día, se sacrifican animales que realmente no haría falta. Por ello, es imprescindible realizar una recopilación de información con la mayor cantidad de datos posibles. Deberemos analizar las situaciones de riesgo familiar y del entorno y llevaremos a cabo el pronóstico y el tratamiento adecuado para cada caso concreto, basándonos en los parámetros obtenidos por un examen físico, neurológico, y analítica completa.
Causas de la conducta agresiva
Las posibles causas del comportamiento agresivo son varias y se pueden clasificar según su etiología en causas orgánicas y causas no orgánicas.
- Causas orgánicas (15 % de los casos) Se consideran en este grupo aquellas causas físicas que afectan al animal, que pueden ser fácilmente detectables en la exploración (dolor, prurito, debilidad, desorientación,...) o por el contrario, causas más difíciles de detectar a primera vista (hipotiroidismo, hidrocefalia, tumores intracraneales, epilepsia y otras, como enfermedades víricas, bacterianas o tóxicas que cursan con afecciones encefálicas y síntomas neurológicos.
- Causas no orgánicas (85 % de los casos) Se pueden clasificar en una gran variedad de tipos distintos, pero como veremos a continuación, la mayoría de casos que pueden llegar a la clínica, se pueden resumir en tres: agresividad por dominancia, agresividad territorial y agresividad por miedo.
Es de suma importancia poder llegar a un diagnóstico exacto del tipo de agresión que estamos tratando, ya que hay varios tipos de conductas agresivas y por ende, distintos tratamientos para cada una de ellas. Por eso es muy importante hacer la recopilación de información en el domicilio, porque tendremos la oportunidad de observar el comportamiento del perro, su lenguaje gestual y ante qué señales agonísticas (comportamientos sociales relacionados con la lucha) reacciona, etc.
Obviamente también hay distintos pronósticos, que en definitiva, es una de las cosas que más preocupa a los propietarios de un perro de estas características. Por poner un ejemplo, la agresión maternal tiene un índice altísimo de resolución satisfactoria, mientras que la agresividad por dominancia tiene un pronóstico reservado. La conducta agresiva se inhibe, se redirige, y se controla. De eso se ocupará la madre de los cachorros, durante su periodo sensible. La madre, tratará de fijar unos patrones de comportamiento en los cachorros parecidos a los suyos. Les enseñará a inhibir el mordisco, a adoptar la postura de sumisión, a no pasarse y les enseñará de la mejor manera que sabe. El cachorro aprende cuáles son las señales de advertencia y las consecuencias de no reconocerlas. Será castigado cuando insista o muestre pocas ganas de aprender. Cuando un animal agrede, es que tiene una buena razón para hacerlo. Obviamente desde el punto de vista humano esto es inaceptable, pero es importante que esto sea tenido en cuenta por el propietario para que no se genere un sentimiento negativo hacia el animal, que acentúe aún más el ya deteriorado vínculo existente entre el dueño y su perro. |
Conductas agresivas según el estímulo
Es la agresión dirigida a lo que el perro toma como una presa. Las víctimas de este tipo de agresión suelen ser aquellas con las cuales el perro no fue socializado o aquellas que, por sus movimientos, estimulan el comportamiento predatorio. Entre las primeras las más habituales son pájaros, gatos, otros perros, bebés y niños pequeños... Entre las últimas, ciclistas, motociclistas, personas y niños pequeños corriendo... Si no hubo socialización el tratamiento suele ser poco eficaz. |
Para su tratamiento se aconseja:
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Esta es una conducta muy frecuente en las casas donde conviven dos o más perros machos y en los paseos con un macho sin castrar. Es importante hacer una evaluación general de la salud del perro, ya que una aparición repentina de rivalidad puede ser debida a problemas médicos que debiliten al perro dominante y permitan al individuo subordinado desafiar la posición. La agresión intraespecífica ocasional es aquella que ocurre entre perros después de una breve presentación entre ellos, o después de un primer encuentro. Es importante su postura corporal (defensiva u ofensiva), características de la víctima, el lugar de las peleas, situaciones que provocan esta actitud como comida o juguetes, la conducta del propietario... |
Para su tratamiento se recomienda:
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Esta es una alteración mucho más difícil de resolver que la anteriormente citada porque la influencia hormonal es mínima. Aquí el desencadenante es el no establecimiento de un orden jerárquico entre las perras que conviven juntas que suele ser consecuencia de que el dueño participa e impide el establecimiento jerárquico de ambas perras. Se necesita un propietario que tenga un gran dominio sobre las hembras que se agreden para que pueda inhibir en ellas el deseo de confrontación. Igualmente aunque esto pasara, cuando el dueño no esté presente, es muy probable que las perras peleen, por lo que en estos casos, está indicado el separarlas cuando no puede haber un control por parte del propietario. |
Para su tratamiento se recomienda:
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Esta conducta se presenta en animales inseguros y de poco carácter que al querer ser tocados por alguien y no tener posibilidad de escapar, se sienten acorralados y muerden. En general nunca producen mordidas graves, pues no lo hacen con convicción. Lo único que buscan es alejar el estímulo que les produce el miedo. El ataque se producirá cuando el individuo generador del miedo atraviese la denominada “distancia crítica”: distancia en la cual el animal consciente de que no puede huir decide que no tiene otra salida que la de atacar. |
Para su prevención y tratamiento se aconseja:
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Es una conducta que tiene una función protectora para el animal ya que es un modo de defensa. Depende de la sensibilidad particular del animal y de sus experiencias previas. No obstante, es inaceptable que un animal muerda a su dueño cuando éste, por ejemplo, le está curando. |
Para su tratamiento se recomienda:
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Es una conducta normal en el perro y en muchos casos buscadas por los propietarios cuando desean que sean guardianes de su propiedad. Muchas veces el animal se excede en esta conducta y resulta un problema a solucionar. Es el caso de los animales que intentan agredir a las visitas, carteros, y cualquier persona extraña al núcleo familiar. La educación del perro desde cachorro, es la mejor prevención para evitar esta situación. No se debe fomentar excesivamente esta conducta pues el animal, por sí mismo la va a presentar. Cuando le es fomentado, se torna más agresivo porque quiere satisfacer a su dueño y en general, termina siendo un animal insociable e inmanejable. Suele aumentar en intensidad en espacios pequeños. |
Para su tratamiento se recomienda:
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Se presenta durante la preñez o falsa preñez próxima al momento de la parición y puede manifestarse ante una amenaza real o irreal. En los casos de falsa preñez la protección está relacionada con un objeto inanimado. Está influenciada hormonalmente y depende de la relación que tenga con sus dueños que desarrolle esa conducta con los mismos. Generalmente al mes de haber parido, esta conducta desaparece. Eventualmente puede redirigir la agresividad hacia los cachorros apareciendo canibalismo. |
Para su prevención y tratamiento se aconseja:
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La agresividad por protección de recurso es un tipo de agresividad sin causa orgánica que se suele dar cuando nuestro perro protege a toda costa algún recurso, como la comida -recurso primario de supervivencia-, sus juguetes -pelota, mordedor, botella de plástico-, lugar de descanso -su cama, nuestro sofá- e incluso a la persona que es considerada como su propietario. No se podrá diagnosticar una agresividad por protección de recurso si el perro protege la comida, su cama, un juguete... ya que estaríamos ante una agresividad por dominancia (el can protege demasiados recursos). Este tipo de agresión es la más frecuente de todas las conductas agresivas de los perros. Generalmente se observa por un déficit en la educación temprana del cachorro y por la poca o nula manipulación o "manoseo" que deberían tener todos los cachorros durante su periodo sensible o impronta. Si comienza a manifestarse a edad temprana, el origen del comportamiento es ancestral y/o producto de experiencias tempranas. Si se presenta a mayor edad posiblemente esté relacionada con estímulos irritativos recargadores. Desde el comienzo la secuencia del comportamiento agresivo es normal aunque puede instrumentalizarse. Si bien puede ser un signo precoz de un trastorno en la jerarquización, esto no siempre es así. La presencia o ausencia y la intensidad de la respuesta dependen del tipo de alimento (hueso, carne, balanceado). |
Para su tratamiento se aconseja:
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Este comportamiento se debe a desórdenes neurológicos, tanto físicos como químicos, a través de las sustancias que intervienen en la transmisión de impulsos nerviosos. También algunas enfermedades hormonales son causantes del comportamiento agresivo de un animal, como por ejemplo, el hipotiroidismo. |
Obviamente es un problema de resolución estrictamente médica y son necesarios determinados exámenes veterinarios para llegar a un diagnóstico correcto.
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Generalmente se observa en machos sin castrar, mayores de un año y medio de edad, habiendo una mayor incidencia en los animales puros de raza, que en los mestizos; esto es debido a que las cualidades estéticas que se premian en las exposiciones caninas, tales como cola erecta, porte altivo, cabeza muy levantada, son muy similares a las actitudes y gestos propios de animales dominantes. El hecho de que los perros más premiados son quiénes más posibilidades tienen de reproducirse, lleva a una concentración de genes con estos caracteres potencialmente dominantes. El perro que es agresivo por dominancia, puede serlo con todos o con alguno de los habitantes de la casa. Por lo común , son animales muy amigables con los extraños. Debido a que el mundo de los caninos se maneja con gestos , posturas y contactos corporales fuertes, y como el perro toma a su familia humana como si fueran miembros de su jauría, los estímulos específicos que desencadenan la agresión son los contactos corporales que sus dueños tienen para con ellos, tales como, caricias, cepillado, intentos de colocarles un collar o intentos de sujeción. Para el propietario, el ataque del perro no fue provocado pues él sólo lo estaba acariciando, pero para el perro había muy buenas razones para agredir. Esto es un punto crítico, ya que a la persona agredida le cuesta mucho entenderlo. Casi siempre los animales dominantes avisaron mucho tiempo antes de llegar a la agresión directa. Los signos de dominancia que el perro realiza para con sus dueños antes de llegar a morder son varios, por ejemplo: Colocar su cabeza presionando sobre las rodillas de la persona, mirarlo fijamente a los ojos y no desviar la mirada, permanecer en el paso frente al propietario y no moverse del lugar. Si el dueño fue permitiendo todas estas situaciones ya sea por temor o por desconocimiento, el animal comienza a creer que es dominante sobre su dueño o sea que éste es su subordinado y por consiguiente debe reprenderlo cuando no cumple con las reglas caninas de subordinación. El objetivo del tratamiento conductual es evitar lesiones en la gente e invertir el orden jerárquico en la mente del perro, y en la del dueño también, pues es necesario que este último se convenza de que puede manejar a su animal. |
Para su tratamiento se recomienda:
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