HIPERACTIVIDAD
Tal vez tengamos un perro en casa que nunca paran de jugar, correr, morderlo todo… ¡Enhorabuena! Estás en presencia de un perro hiperactivo. Lo que tenemos que tener en cuenta es que siendo un cachorro, tal vez sólo sea cuestión de la edad y con el tiempo se irán tranquilizando, pero a veces, siendo ya un perro adulto siguen con el mismo comportamiento.
Para empezar, lo que deberemos de pensar es si este comportamiento es debido al aburrimiento, ansiedad por separación, excitación por la interacción con perros vecinos, o simplemente para atraer la atención del dueño… El primer paso a dar es descartar que pueda ser una hiperactividad derivada por una enfermedad, no suele ser probable pero se puede dar. Si descartamos que sea por una patología el siguiente paso sería preguntarse si se trata de hiperactividad de cachorro o tenemos un perro cuya raza la predispone a tener ese carácter, como por ejemplo, los perros de caza o pastoreo. En estos casos, sólo podemos actuar recompensando al perro en los momentos en los que esté tranquilo y deberemos ejercitarlo todo lo posible para ir agotando poco a poco sus reservas de energía. Cuando el perro actúe en estado de hiperactividad, lo mejor es ignorarlo y alejarse, esto ayudará a que se calme con más facilidad. Si lo castigamos tendremos que tener en cuenta que la aplicación del mismo deberá de ser justo al principio del comportamiento y cada vez que surja. Las recompensas sólo se darán cuando el perro esté tranquilo y se domine.
Si somos capaces de controlar su excitación durante un par de minutos, entonces lo recompensaremos con comida al final de los minutos pertinentes ya que las caricias y los halagos podrían devolverlo al estado de excitación) y repetimos el ejercicio cuando el perro esté cansado y con predisposición a un estado de calma.
Para empezar, lo que deberemos de pensar es si este comportamiento es debido al aburrimiento, ansiedad por separación, excitación por la interacción con perros vecinos, o simplemente para atraer la atención del dueño… El primer paso a dar es descartar que pueda ser una hiperactividad derivada por una enfermedad, no suele ser probable pero se puede dar. Si descartamos que sea por una patología el siguiente paso sería preguntarse si se trata de hiperactividad de cachorro o tenemos un perro cuya raza la predispone a tener ese carácter, como por ejemplo, los perros de caza o pastoreo. En estos casos, sólo podemos actuar recompensando al perro en los momentos en los que esté tranquilo y deberemos ejercitarlo todo lo posible para ir agotando poco a poco sus reservas de energía. Cuando el perro actúe en estado de hiperactividad, lo mejor es ignorarlo y alejarse, esto ayudará a que se calme con más facilidad. Si lo castigamos tendremos que tener en cuenta que la aplicación del mismo deberá de ser justo al principio del comportamiento y cada vez que surja. Las recompensas sólo se darán cuando el perro esté tranquilo y se domine.
Si somos capaces de controlar su excitación durante un par de minutos, entonces lo recompensaremos con comida al final de los minutos pertinentes ya que las caricias y los halagos podrían devolverlo al estado de excitación) y repetimos el ejercicio cuando el perro esté cansado y con predisposición a un estado de calma.