JERARQUÍAS
Hablar de jerarquías en la especie canina hoy por hoy, es un tema siempre abierto a debate. Parece ser una cuestión de semántica o que nos hemos quedado cortos a la hora de atribuir a la especie doméstica del perro, una palabra que no tenga connotaciones y significados poco claros para las nuevas generaciones de entrenadores caninos.
Analizando con objetividad el tema de las jerarquías, sabemos que todos los animales sociales que viven en grupo, tienen un puesto en el escalafón del grupo. El ser humano también es una especie social y jerárquica. Dentro del seno familiar, existen jerarquías que nada tienen que ver con la dominancia sino con el control, la seguridad, la manutención y el respeto. En las empresas hay jerarquías, en política, en la iglesia y en todas y cada una de las estructuras sociales que hemos conocido y conoceremos. No es nada malo, es simplemente, una realidad. |
El perro sigue necesitando encontrar un puesto en el escalafón de su manada, como viene haciendo desde sus orígenes y durante su desarrollo evolutivo. Como individuo social, tiene que intercalarse en una jerarquía de grupo, ya que ha vivido siempre en manadas estables y duraderas y es absolutamente necesaria para su supervivencia. Está demostrado que al cabo de un tiempo, si se dejan algunos ejemplares en libertad, vuelven a ser lo que eran hace 37.500 años.
El aprendizaje del comportamiento social del lobo comienza desde el momento de su nacimiento. Dentro de su propia camada se establecen roles de comportamiento bien definidos en los que unos individuos prevalecen sobre otros por su carácter o su potencia física. Este inicio resulta crucial para el posterior desarrollo de los individuos porque determina inequívocamente un rol para cada uno de los componentes del grupo.
Una vez que se ha establecido la jerarquía en un grupo, la agresividad deja de estar presente en sus actos sociales. Los individuos de menor rango, sufren más estrés crónico debido a que intentarán subir de estatus y eso conlleva peleas, luchas y agresiones. Dependiendo del grado que ocupe en el escalafón de la manada, se alimentará antes y por lo tanto, tendrá más posibilidades de sobrevivir. Por el contrario, los individuos de más alto rango sufren menos estrés debido a la falta de agresiones de los subordinados.
A tenor de las jerarquías, aparece un hecho curioso en las manadas de lobo. La hembra reproductora, por su estatus, es capaz de inhibir el celo del resto de las hembras, para obligar al macho a copular sólo con ella. Como bien es sabido, el lobo es monógamo, y por ello, tiene certeza de paternidad. Es por esta razón por la que el macho otorga cuidados parentales a los cachorros. Debe cuidar a los lobeznos y procurar que lleguen a adultos para así perpetuar sus genes.
Por otro lado, el resto de las hembras de la manada, que normalmente están emparentadas con la hembra reproductora, una vez nacidos los cachorros los cuidan y amamantan. Esto es debido a la pseudogestación. Así, en el caso de que la hembra reproductora fuese atacada por algún depredador y muriese, los cachorros saldrían adelante. Es lo que denominamos "efecto guardería". Las hembras de la manada, están luchando también por sus genes. No hay nada de altruismo en ello ya que a través de esos cachorros también perpetúan sus genes. En nuestras perras también se produce la pseudogestación. Aquí tenemos el por qué y su origen evolutivo. En contra de lo que se suele creer, las perras propensas a manías maternales son ejemplares que, en libertad, contribuirían con su esfuerzo a la cría cooperativa. Suelen ser Betas pero de muy buena calidad.
Los perros, debido a la selección artificial, son poliginándricos. Se trata de promiscuidad sexual tanto en machos como en hembras. Una hembra es capaz de copular con varios machos y tener uno o varios cachorros de distintos padres dentro de la misma camada. El macho por su lado, cubre a cuantas hembras puede. Por eso, no tiene certeza de paternidad, y por consiguiente, no otorga cuidados parentales a unos cachorros que pueden o no ser suyos. Es la hembra la que emplea esfuerzo en otorgarlos, ya que ella, si tiene la certeza y es por esta razón por la que aumenta su eficacia genética, y con ello, su tasa de aptitud.
Como vemos, hay muchas cosas comunes a perros y lobos, pero debemos ser conscientes de la evolución de los cánidos y cómo el ser humano ha influido directamente, supliendo la selección natural. Tratamos de sacar adelante cachorros que la hembra en libertad, seguramente rechazaría por no ser aptos, por debilidad y por no tener ninguna posibilidad de llegar a adultos. Los cánidos actúan todos, a tenor de la ecuación costes-beneficios, por lo que nunca se emplearía tiempo y esfuerzo en individuos no aptos que no llegarían a adultos. Por el contrario, y como consecuencia de la selección artificial, nosotros intervenimos, procurando que todos los cachorros de una camada salgan adelante, con los consiguientes riesgos que esto conlleva. Inestabilidad, agresividad, individuos con taras genéticas, etc, son vendidos y muchas veces seleccionados para la cría. Esos genes "no aptos" a su vez, se transmiten de generación en generación por una cría irresponsable o por desconocimiento de quien no se preocupa por mantener los estándares de raza.
El aprendizaje del comportamiento social del lobo comienza desde el momento de su nacimiento. Dentro de su propia camada se establecen roles de comportamiento bien definidos en los que unos individuos prevalecen sobre otros por su carácter o su potencia física. Este inicio resulta crucial para el posterior desarrollo de los individuos porque determina inequívocamente un rol para cada uno de los componentes del grupo.
Una vez que se ha establecido la jerarquía en un grupo, la agresividad deja de estar presente en sus actos sociales. Los individuos de menor rango, sufren más estrés crónico debido a que intentarán subir de estatus y eso conlleva peleas, luchas y agresiones. Dependiendo del grado que ocupe en el escalafón de la manada, se alimentará antes y por lo tanto, tendrá más posibilidades de sobrevivir. Por el contrario, los individuos de más alto rango sufren menos estrés debido a la falta de agresiones de los subordinados.
A tenor de las jerarquías, aparece un hecho curioso en las manadas de lobo. La hembra reproductora, por su estatus, es capaz de inhibir el celo del resto de las hembras, para obligar al macho a copular sólo con ella. Como bien es sabido, el lobo es monógamo, y por ello, tiene certeza de paternidad. Es por esta razón por la que el macho otorga cuidados parentales a los cachorros. Debe cuidar a los lobeznos y procurar que lleguen a adultos para así perpetuar sus genes.
Por otro lado, el resto de las hembras de la manada, que normalmente están emparentadas con la hembra reproductora, una vez nacidos los cachorros los cuidan y amamantan. Esto es debido a la pseudogestación. Así, en el caso de que la hembra reproductora fuese atacada por algún depredador y muriese, los cachorros saldrían adelante. Es lo que denominamos "efecto guardería". Las hembras de la manada, están luchando también por sus genes. No hay nada de altruismo en ello ya que a través de esos cachorros también perpetúan sus genes. En nuestras perras también se produce la pseudogestación. Aquí tenemos el por qué y su origen evolutivo. En contra de lo que se suele creer, las perras propensas a manías maternales son ejemplares que, en libertad, contribuirían con su esfuerzo a la cría cooperativa. Suelen ser Betas pero de muy buena calidad.
Los perros, debido a la selección artificial, son poliginándricos. Se trata de promiscuidad sexual tanto en machos como en hembras. Una hembra es capaz de copular con varios machos y tener uno o varios cachorros de distintos padres dentro de la misma camada. El macho por su lado, cubre a cuantas hembras puede. Por eso, no tiene certeza de paternidad, y por consiguiente, no otorga cuidados parentales a unos cachorros que pueden o no ser suyos. Es la hembra la que emplea esfuerzo en otorgarlos, ya que ella, si tiene la certeza y es por esta razón por la que aumenta su eficacia genética, y con ello, su tasa de aptitud.
Como vemos, hay muchas cosas comunes a perros y lobos, pero debemos ser conscientes de la evolución de los cánidos y cómo el ser humano ha influido directamente, supliendo la selección natural. Tratamos de sacar adelante cachorros que la hembra en libertad, seguramente rechazaría por no ser aptos, por debilidad y por no tener ninguna posibilidad de llegar a adultos. Los cánidos actúan todos, a tenor de la ecuación costes-beneficios, por lo que nunca se emplearía tiempo y esfuerzo en individuos no aptos que no llegarían a adultos. Por el contrario, y como consecuencia de la selección artificial, nosotros intervenimos, procurando que todos los cachorros de una camada salgan adelante, con los consiguientes riesgos que esto conlleva. Inestabilidad, agresividad, individuos con taras genéticas, etc, son vendidos y muchas veces seleccionados para la cría. Esos genes "no aptos" a su vez, se transmiten de generación en generación por una cría irresponsable o por desconocimiento de quien no se preocupa por mantener los estándares de raza.