Socialización
Entre las 3 y 12 semanas, el cachorro pasa por un periodo que denominamos “sensible” en el que presenta una mayor inclinación a establecer vínculos sociales con miembros de su propia especie y de otras especies entre las que incluimos al ser humano. Llamamos a esta etapa de la vida del cachorro: “Etapa de Socialización”. Es, en esta etapa, cuando debemos exponer al cachorro a nuevos estímulos asegurándonos de que cada situación a la que se enfrente se convierta en una experiencia positiva. Si convertimos cada vivencia del cachorro en algo positivo y agradable conseguiremos que se sienta cómodo y relajado ante nuevos estímulos, cosas, personas y animales, en vez de reaccionar con temor ante nuevas situaciones. También es el momento perfecto para educar al cachorro en comportamientos elementales. En esta etapa debemos evitar cualquier tipo de castigo y recompensar las conductas positivas. |
La falta de socialización del cachorro en esta etapa puede provocar problemas de comportamiento futuros. Por otro lado, un perro con una socialización insuficiente se convierte en un animal impredecible cuando se enfrenta a una nueva experiencia. Puede reaccionar con temor y, entonces, morder o huir pudiendo resultar heridos ellos mismos o causar lesiones a otras personas de su alrededor con las consecuencias que todo esto conlleva a todos los niveles.
La separación temprana del cachorro de su madre y sus hermanos provoca una insuficiente sociabilización con miembros de su propia especie, no aprende el mordisco suave (boca blanda), los patrones de vocalización ni a jugar. En estos casos, puede desarrollar un apego excesivo y anormal hacia su propietario y, aparte de reaccionar de forma temerosa, pueden aparecer síntomas de agresividad hacia otros perros. Si lo que se produce es un aislamiento a estímulos ambientales, tendremos un perro con una gran tendencia a padecer miedos o fobias, inhibiéndose y convirtiéndose en un animal inseguro y con baja capacidad de aprendizaje. Por último, cuando el contacto con humanos es insuficiente o nulo se producen conductas antisociales, el perro desarrolla miedo hacia las personas y puede mostrar signos de agresividad lo que dificultará su entrenamiento.
El fin último de la socialización es el de tener un perro equilibrado en el que confiamos y, además, ser capaces de llevarlo a cualquier lugar, en cualquier situación, y que se quede tranquilo sintiéndose relajado y seguro de sí mismo. Esto es beneficioso no sólo para el perro, sino también para todos los que le rodean, las visitas al veterinario o la peluquería no serán una experiencia desagradable para nadie, podremos dejar que esté sin correa en el parque sin miedo a que huya por miedo o agreda a otros perros o personas.
Por lo tanto, si tuviéramos que elaborar una lista de cosas para socializar un cachorro, incluiríamos personas de todo tipo, diferentes ambientes, sonidos y ruidos, objetos diversos y otros animales.
A modo de conclusión, podemos considerar que la socialización forma parte de la medicina preventiva del comportamiento. La prevención es mucho mejor que la rehabilitación, así que son innegables las grandes ventajas de aprovechar el periodo sensible de la vida del cachorro para favorecer su aprendizaje.
Antes que nada, es necesario prevenir situaciones que puedan ocasionar estrés al cachorro y, como consecuencia, conseguir el efecto contrario que perseguimos. Es decir, cuando el cachorro vaya a ser expuesto a una nueva situación tenemos que tenerlo todo bajo control. Hay que protegerlo de situaciones que puedan provocarle miedo y evitar así que se esconda o gruña como respuesta.
No debemos dejar que todo el mundo se acerque de forma indiscriminada y de cualquier modo. Pediremos a diferentes personas que se acerquen suavemente y sin movimientos bruscos. Cuando llevemos a cabo la socialización con personas, no nos impondremos a ninguna de ellas, pediremos su colaboración. La mayor parte de la gente estará encantada de ayudarnos.
Los paseos son una buena ocasión para presentar nuevas situaciones a nuestro cachorro. Sin embargo, en un principio, evitaremos los parques para perros. Para prevenir cualquier problema de salud, no dejaremos que huela las heces de otros ni que juegue con perros de los que desconocemos su estado de salud o que muestren actitudes agresivas. No podemos introducirlo en un grupo grande de perros si no lo hemos socializado previamente con grupos pequeños. Es importante que todo se haga poco a poco. De menos a más.
Podemos usar la voz, caricias e incluso premios de comida o juguetes cuando nos regale conductas positivas, así reforzaremos este tipo de comportamientos. Evitaremos el regaño o cualquier forma de castigo. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, ignoramos comportamientos no deseados y premiamos los deseados. El perro entiende perfectamente nuestro lenguaje corporal y las señales que enviamos, por lo tanto, seremos cuidadosos con estas señales para evitar reforzar conductas inadecuadas.
Reconocer las señales que nos muestra el cachorro es imprescindible para una buena socialización. Nos ayudará a no crear situaciones de frustración y evitar futuros miedos e inseguridades. Cuando manifieste que está asustado, evitaremos los mimos y las palabras de consuelo, hacerlo no impedirá que deje de tener miedo, todo lo contrario, estaremos reforzando que muestre temor cuando se presente nuevamente la situación que originó el miedo la primera vez.
Aunque la etapa sensible finaliza aproximadamente a las 16 semanas, la socialización no termina aquí. Es cierto que es, en esta fase, cuando sentaremos las bases de un buen comportamiento, sin embargo, los propietarios tendrán que seguir fomentando y reforzando las habilidades sociales del cachorro y todo lo aprendido a lo largo de toda su vida.
La separación temprana del cachorro de su madre y sus hermanos provoca una insuficiente sociabilización con miembros de su propia especie, no aprende el mordisco suave (boca blanda), los patrones de vocalización ni a jugar. En estos casos, puede desarrollar un apego excesivo y anormal hacia su propietario y, aparte de reaccionar de forma temerosa, pueden aparecer síntomas de agresividad hacia otros perros. Si lo que se produce es un aislamiento a estímulos ambientales, tendremos un perro con una gran tendencia a padecer miedos o fobias, inhibiéndose y convirtiéndose en un animal inseguro y con baja capacidad de aprendizaje. Por último, cuando el contacto con humanos es insuficiente o nulo se producen conductas antisociales, el perro desarrolla miedo hacia las personas y puede mostrar signos de agresividad lo que dificultará su entrenamiento.
El fin último de la socialización es el de tener un perro equilibrado en el que confiamos y, además, ser capaces de llevarlo a cualquier lugar, en cualquier situación, y que se quede tranquilo sintiéndose relajado y seguro de sí mismo. Esto es beneficioso no sólo para el perro, sino también para todos los que le rodean, las visitas al veterinario o la peluquería no serán una experiencia desagradable para nadie, podremos dejar que esté sin correa en el parque sin miedo a que huya por miedo o agreda a otros perros o personas.
Por lo tanto, si tuviéramos que elaborar una lista de cosas para socializar un cachorro, incluiríamos personas de todo tipo, diferentes ambientes, sonidos y ruidos, objetos diversos y otros animales.
A modo de conclusión, podemos considerar que la socialización forma parte de la medicina preventiva del comportamiento. La prevención es mucho mejor que la rehabilitación, así que son innegables las grandes ventajas de aprovechar el periodo sensible de la vida del cachorro para favorecer su aprendizaje.
Antes que nada, es necesario prevenir situaciones que puedan ocasionar estrés al cachorro y, como consecuencia, conseguir el efecto contrario que perseguimos. Es decir, cuando el cachorro vaya a ser expuesto a una nueva situación tenemos que tenerlo todo bajo control. Hay que protegerlo de situaciones que puedan provocarle miedo y evitar así que se esconda o gruña como respuesta.
No debemos dejar que todo el mundo se acerque de forma indiscriminada y de cualquier modo. Pediremos a diferentes personas que se acerquen suavemente y sin movimientos bruscos. Cuando llevemos a cabo la socialización con personas, no nos impondremos a ninguna de ellas, pediremos su colaboración. La mayor parte de la gente estará encantada de ayudarnos.
Los paseos son una buena ocasión para presentar nuevas situaciones a nuestro cachorro. Sin embargo, en un principio, evitaremos los parques para perros. Para prevenir cualquier problema de salud, no dejaremos que huela las heces de otros ni que juegue con perros de los que desconocemos su estado de salud o que muestren actitudes agresivas. No podemos introducirlo en un grupo grande de perros si no lo hemos socializado previamente con grupos pequeños. Es importante que todo se haga poco a poco. De menos a más.
Podemos usar la voz, caricias e incluso premios de comida o juguetes cuando nos regale conductas positivas, así reforzaremos este tipo de comportamientos. Evitaremos el regaño o cualquier forma de castigo. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, ignoramos comportamientos no deseados y premiamos los deseados. El perro entiende perfectamente nuestro lenguaje corporal y las señales que enviamos, por lo tanto, seremos cuidadosos con estas señales para evitar reforzar conductas inadecuadas.
Reconocer las señales que nos muestra el cachorro es imprescindible para una buena socialización. Nos ayudará a no crear situaciones de frustración y evitar futuros miedos e inseguridades. Cuando manifieste que está asustado, evitaremos los mimos y las palabras de consuelo, hacerlo no impedirá que deje de tener miedo, todo lo contrario, estaremos reforzando que muestre temor cuando se presente nuevamente la situación que originó el miedo la primera vez.
Aunque la etapa sensible finaliza aproximadamente a las 16 semanas, la socialización no termina aquí. Es cierto que es, en esta fase, cuando sentaremos las bases de un buen comportamiento, sin embargo, los propietarios tendrán que seguir fomentando y reforzando las habilidades sociales del cachorro y todo lo aprendido a lo largo de toda su vida.
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Socialización con otros perros
Hay que tener en cuenta que un perro bien socializado puede seguir teniendo sus preferencias a la hora de relacionarse con perros desconocidos: no todos los perros le van a caer bien y sería una utopía pensar lo contrario ya que las personas tampoco se llevan bien con todas las personas que conocen. Sin embargo, la socialización asegura que un perro tenga la astucia social necesaria para interactuar de manera agradable y respetuosa con perros desconocidos y pueda conocer y resolver las discusiones con otros perros sin hacerse daño reciproco. Aunque toma mucho tiempo y paciencia, puedes socializar a un perro que ya es adulto siguiendo el mismo proceso que de cachorro.
Saque a su perro para que observe:
Vaya a una clase de obediencia para perros: Las clases de entrenamiento de la obediencia son una buena forma de ayudar a que su perro adulto socialice antes de entrar en los parques para perros o tener citas para jugar. Debido a que su perro está aprendiendo cómo responder a sus órdenes, seguramente aun se muestra distraído la mayor parte del tiempo, hable con su entrenador sobre el tema para que le ayude introduciendo a su perro poco a poco con los demás perros en la clase. Este también es un lugar seguro para su perro aprenda a interactuar con otras personas.
Saque a su perro para que observe:
- Vaya a un parque para perros, pero no entre.
- Permita que su perro vea a los otros perros y observe su comportamiento.
- Cada vez que un perro se acerque a la valla, de una recompensa a su perro. Esto crea una asociación positiva con otros perros.
- Si su perro reacciona de manera agresiva hacia los perros en el parque, aléjese y muévase lentamente hasta que esté tranquilo.
Vaya a una clase de obediencia para perros: Las clases de entrenamiento de la obediencia son una buena forma de ayudar a que su perro adulto socialice antes de entrar en los parques para perros o tener citas para jugar. Debido a que su perro está aprendiendo cómo responder a sus órdenes, seguramente aun se muestra distraído la mayor parte del tiempo, hable con su entrenador sobre el tema para que le ayude introduciendo a su perro poco a poco con los demás perros en la clase. Este también es un lugar seguro para su perro aprenda a interactuar con otras personas.
Socialización con otros animales
Incluso si tu perro es tu única mascota, se encontrará con una variedad de otros animales a lo largo de su vida, algunos mas comunes como otros perros, gatos, etc. y otros menos frecuentes, como gallinas, caballos, burros, etc. Tomar el tiempo para exponer a tu perro a una variedad de animales de todos los tamaños y formas, mejora considerablemente las posibilidades de que acepte la presencia incluso del animal "extraño" animal y que pueda estar siempre bajo control sin tener miedo. El objetivo principal en la socialización de tu perro con otros animales es mantener todas las partes seguras y cómodas en la presencia del otro. Ten en cuenta que los perros son depredadores, y la mayoría de los otros animales puede ser fácilmente considerada una presa. Para mantener a todos seguros, tienes que utilizar una combinación de gestión, supervisión y socialización. Puede ser útil al principio que se expongan al solo olor del otro animal, a continuación, se pueden ver uno al otro desde detrás de una valla, asegurándose de proporcionar elogios, caricias y premios en comida a cambio de un comportamiento tranquilo y no reactivo. Con el tiempo y basándose en refuerzos positivos frente a la aparición del otro animal, la mayoría de los perros pueden aprender a tolerar a otros animales y incluso a vivir en harmonia.
Asegúrate de no exponer a tu perro de manera drástica. Todo debe ser gradual. Si ladra, muerde o parece tener miedo o incomodidad, detente de inmediato e inténtalo de nuevo más tarde. No lo presiones.
Asegúrate de no exponer a tu perro de manera drástica. Todo debe ser gradual. Si ladra, muerde o parece tener miedo o incomodidad, detente de inmediato e inténtalo de nuevo más tarde. No lo presiones.
Socialización con personas
El primer paso consiste en socializar a su perro con la familia. Es mejor hacerlo despacio y con paciencia, los perros y los humanos hablan un idioma diferente, por lo que ambos deben aprender cómo comunicarse.
Cuando tu perro corra a esconderse de ti, no lo persigas ni tires de él desde debajo de la cama. No le hagas caso y en su lugar, haz algo para persuadirlo a salir, como jugar con sus juguetes o freír un poco de tocino. Los perros son criaturas curiosas y sociales, con el tiempo se sentirá aburrido y solitario por sí mismos. Puedes recompensarlo con un poco de tocino u otro regalo cuando salga de su escondite.
Introduce a más personas poco a poco. Al principio mantén al perro con una correa, pero no le obligues a ir cerca de la persona, deja que él se tome su tiempo.
Lo principal es recordar que cuando estamos enseñando a un perro adulto a socializarse, debemos ser positivos y hacer que cada nueva experiencia termine con buenas alabanzas y golosinas. Las correcciones no funcionan bien en estos casos y es probable que creen un perro más nervioso.
Cuando tu perro corra a esconderse de ti, no lo persigas ni tires de él desde debajo de la cama. No le hagas caso y en su lugar, haz algo para persuadirlo a salir, como jugar con sus juguetes o freír un poco de tocino. Los perros son criaturas curiosas y sociales, con el tiempo se sentirá aburrido y solitario por sí mismos. Puedes recompensarlo con un poco de tocino u otro regalo cuando salga de su escondite.
Introduce a más personas poco a poco. Al principio mantén al perro con una correa, pero no le obligues a ir cerca de la persona, deja que él se tome su tiempo.
Lo principal es recordar que cuando estamos enseñando a un perro adulto a socializarse, debemos ser positivos y hacer que cada nueva experiencia termine con buenas alabanzas y golosinas. Las correcciones no funcionan bien en estos casos y es probable que creen un perro más nervioso.