El perro guía - Para personas ciegas
El trabajo de un perro-guía es una de las labores más complicadas que se le puede pedir a un animal. Pensemos que, de manera natural, los perros tienen una serie de instintos como el de caza, guarda y protección. Un buen perro-guía tiene que tener estos instintos minimizados para realizar bien su labor y esto se consigue trabajando todas las etapas de su vida, incluso antes de su nacimiento, a través de la selección de sus progenitores.
La etapa comprendida entre las seis semanas y el año de edad, son importantes para fijar en el cachorro los puntos de educación, que sin duda alguna son fundamentales en el comportamiento de un perro guía, tales como habituarse a situaciones cotidianas, objetos y sonidos comunes del hogar y manejar un cierto nivel de obediencia básica, aprender a caminar con la traílla, a controlar su ansiedad desenfrenada, a realizar sus necesidades en el sitio correcto, a no ser destructivo y habituarse al ritmo cotidiano en las calles. |
Entre el año y los dos años de edad, se progresa desde la obediencia básica al adiestramiento especifico de perro guía (línea recta, bordillos, obstáculos de todo tipo) al comienzo se desarrollan las respuestas deseadas, ligadas al obstáculo determinado, buscando siempre la protección del usuario dando progresivamente mas y mas responsabilidades al perro y enfrentándolo a situaciones cada vez mas difíciles, en toda esta etapa manejaremos términos como; extensión personal, desobediencia inteligente y condicionamiento instrumental. A continuación se le “introduce al arnés” y, a partir de ese momento el animal tiene que asumir que, cuando esté con el arnés puesto, una persona irá a su lado y cuando pase por un lugar estrecho, una puerta o cerca de una farola, tendrá que dejar el espacio suficiente para ambos. Es un trabajo en el que no solo es necesaria paciencia y cariño, mucho más importantes son los conocimientos de técnicas de enseñanza y manejo. Este tipo de adiestramiento maneja una gran profundidad psicológica, ya que un perro guía no recibe ordenes en el momento de reaccionar frente a una situación u obstáculo determinado, simplemente responde buscando siempre proteger a su amo, partiendo del gran adiestramiento al que fue sometido. “Adiestrar un perro guía es un acto de gran responsabilidad, que puede acabar con la vida de un usuario en un momento determinado, por favor no improvise”.
Una vez que el perro ha sido introducido al arnés y se encuentra totalmente adaptado a éste y a la persona responsable, se inicia todo el proceso. El perro tendrá que aprender a cruzar las calles en línea recta, evitar obstáculos, marcar puertas, escaleras o bordillos, añadiendo dificultad a su trabajo según progresa en los logros conseguidos. Siempre reforzando la labor bien hecha con premios que pueden consistir desde una caricia en el cuello, una palabra de halago e incluso una bolita de pienso. El castigo también se utiliza a veces pero no se usa la violencia física. Un simple tirón de correa acompañado de un enérgico ¡NO! es suficiente para que el perro sepa que hay alguna cosa que ha hecho mal. Luego se repite el ejercicio premiándole cuando el objetivo se haya conseguido.
Terminado el proceso de adiestramiento, se inicia la etapa tal vez mas difícil de todas y es lograr que nuestro perro guía se acople a la persona ciega de forma exitosa, para ello es muy importante escoger el perro adecuado para la persona adecuada, ya que cada usuario tiene un estilo de vida y unas necesidades especificas, y es importante partir de ello para escoger el perro que también maneja ingredientes distintos, ya que a todos se les sometió al mismo adiestramiento pero son diferentes en su esencia.
La formación de un instructor de movilidad con perro-guía es compleja, unos dos años de duración en los que tiene que aprender todo lo relacionado con el perro y con la ceguera, técnicas de guía, orientación y movilidad y muchas otras disciplinas que harán de él un magnífico profesional.
Una vez que el perro ha sido introducido al arnés y se encuentra totalmente adaptado a éste y a la persona responsable, se inicia todo el proceso. El perro tendrá que aprender a cruzar las calles en línea recta, evitar obstáculos, marcar puertas, escaleras o bordillos, añadiendo dificultad a su trabajo según progresa en los logros conseguidos. Siempre reforzando la labor bien hecha con premios que pueden consistir desde una caricia en el cuello, una palabra de halago e incluso una bolita de pienso. El castigo también se utiliza a veces pero no se usa la violencia física. Un simple tirón de correa acompañado de un enérgico ¡NO! es suficiente para que el perro sepa que hay alguna cosa que ha hecho mal. Luego se repite el ejercicio premiándole cuando el objetivo se haya conseguido.
Terminado el proceso de adiestramiento, se inicia la etapa tal vez mas difícil de todas y es lograr que nuestro perro guía se acople a la persona ciega de forma exitosa, para ello es muy importante escoger el perro adecuado para la persona adecuada, ya que cada usuario tiene un estilo de vida y unas necesidades especificas, y es importante partir de ello para escoger el perro que también maneja ingredientes distintos, ya que a todos se les sometió al mismo adiestramiento pero son diferentes en su esencia.
La formación de un instructor de movilidad con perro-guía es compleja, unos dos años de duración en los que tiene que aprender todo lo relacionado con el perro y con la ceguera, técnicas de guía, orientación y movilidad y muchas otras disciplinas que harán de él un magnífico profesional.
Vídeo: Dos ojos cuatro patas - Como se entrenan los perros guía
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