Perro que persigue animales
Es natural que el perro quiera perseguir las cosas. Es parte de su naturaleza. Los perros no tienen desarrollados los sensores de color y de luz como nosotros, pero persiguen a otros animales porque si tienen muy desarrollados los sensores de movimiento. Debido a esto, siempre que un perro ve algo pequeño moviéndose rápido, el perro se emociona mucho y sale disparado tras él.
La verdad es que los perros no “odian” a otras especies, eso quiere decir que no existe rechazo hacia otra criatura en particular, incluyendo ardillas y gatos. Eso es un hecho. Lo que realmente existe es un instinto-latente predatorio, algo que existe dentro de nuestros perros debido a sus ancestros, algo que los empuja a perseguir animales pequeños, rápidos y escurridizos. Se podría considerar una caracteristica singular, un instinto que prevalece con mayor intensidad en ciertos perros debido a su herencia genética. Muchas razas de perros fueron criadas para apoyar al humano en ciertas tareas específicas que han reforzado esos instintos o impulsos predatorios, como los perros que pastorean rebaños, los perros que cobran presas durante la cacería, los perros cazadores como los terriers que persiguen y atrapan presas pequeñas que se esconden en madrigueras bajo al tierra, etc. |
Ante un caso de agresividad depredatoria, es preciso conocer:
• ¿Cuáles son los motivos por el cual los perros persiguen? Miedo, territorialidad o interacción social, entre otros.
• ¿Quiénes activan la persecución? Personas (niños), animales (gatos, gallinas, gansos, conejos, ardillas, ovejas) objetos (patinetes, bicicletas, motos, carros)...
• ¿En qué lugar? casa, patio, parque...
• ¿Cómo luce el perro al perseguir su presa? Divertido, miedoso, enojado...
Las respuestas a estas preguntas serán claves a la hora de escoger la terapia más adecuada para lograr que el perro deje de perseguir.
No hay refuerzo externo (premios con salchichas, galletas, jamón, queso...) que sea más importante que el refuerzo interno (el inmenso placer que el produce perseguir y atrapar la presa). Cada vez que realizan la persecución están "cazando" y para los perros, en su mente, no hay nada más importante que ello. En el momento que el perro persigue a su presa su cerebro envía una gran descarga de endorfina a todo el cuerpo que le hace concentrarse única y exclusivamente en lo que está haciendo: la cacería; por los que los otros sentidos parecerán no funcionar, el perro actúa como si estuviera sordo y no hace caso a su llamada.
Si un perro con alta predisposición a “perseguir/cazar” no es socializado y educado correctamente a temprana edad, será muy propenso a desarrollar problemas de conducta que impliquen la persecución y obsesión constante y/o excesiva hacia otras especies como ardillas, roedores, gatos, pájaros, e incluso también otros objetos que se mueven como: bicicletas, niños corriendo, coches, motos, patinetes, gente haciendo footing, etc.
Esta conducta genera ansiedad, pues la “atrapada” jamás sucede (o casi nunca). Eso quiere decir, que de encuentro a encuentro la energía se acumula junto con las ganas de atrapar, y esto generará más ansiedad y desesperación por lograr atraparlo la próxima vez. Si nuestro perro alcanza esos niveles de ansiedad, el día que llegue a encontrarse con una ardilla o un gato en estado indefenso sin posibilidades de correr o escapar, las probabilidades de que las cosas terminen mal serán muy elevadas (entiéndase “terminar mal” como -morder y matar- a la presa).
• ¿Cuáles son los motivos por el cual los perros persiguen? Miedo, territorialidad o interacción social, entre otros.
• ¿Quiénes activan la persecución? Personas (niños), animales (gatos, gallinas, gansos, conejos, ardillas, ovejas) objetos (patinetes, bicicletas, motos, carros)...
• ¿En qué lugar? casa, patio, parque...
• ¿Cómo luce el perro al perseguir su presa? Divertido, miedoso, enojado...
Las respuestas a estas preguntas serán claves a la hora de escoger la terapia más adecuada para lograr que el perro deje de perseguir.
No hay refuerzo externo (premios con salchichas, galletas, jamón, queso...) que sea más importante que el refuerzo interno (el inmenso placer que el produce perseguir y atrapar la presa). Cada vez que realizan la persecución están "cazando" y para los perros, en su mente, no hay nada más importante que ello. En el momento que el perro persigue a su presa su cerebro envía una gran descarga de endorfina a todo el cuerpo que le hace concentrarse única y exclusivamente en lo que está haciendo: la cacería; por los que los otros sentidos parecerán no funcionar, el perro actúa como si estuviera sordo y no hace caso a su llamada.
Si un perro con alta predisposición a “perseguir/cazar” no es socializado y educado correctamente a temprana edad, será muy propenso a desarrollar problemas de conducta que impliquen la persecución y obsesión constante y/o excesiva hacia otras especies como ardillas, roedores, gatos, pájaros, e incluso también otros objetos que se mueven como: bicicletas, niños corriendo, coches, motos, patinetes, gente haciendo footing, etc.
Esta conducta genera ansiedad, pues la “atrapada” jamás sucede (o casi nunca). Eso quiere decir, que de encuentro a encuentro la energía se acumula junto con las ganas de atrapar, y esto generará más ansiedad y desesperación por lograr atraparlo la próxima vez. Si nuestro perro alcanza esos niveles de ansiedad, el día que llegue a encontrarse con una ardilla o un gato en estado indefenso sin posibilidades de correr o escapar, las probabilidades de que las cosas terminen mal serán muy elevadas (entiéndase “terminar mal” como -morder y matar- a la presa).
Tratamiento
- Obediencia básica con refuerzo positivo: Enseñarle al perro los comandos de "mira", "sienta", "échate" y "quieto" (siempre en positivo para que tu perro vea que es divertido obedecerte), te permetirá controlar mucho mejor las presentaciones con otros animales, además de que refuera tu liderazgo.
- Juguetes interactivos: Para ayudar al perro a mejorar su estado emocional, para que libere endorfinas, provéalo de juguetes interactivos de aquellos que se le coloca un premio en su interior, que harán que el perro pase horas y horas mordiéndolo; lleve a su perro a realizar paseos (si no puede hacerlo es muy buena opción contratar para ello a un paseador canino(; hacer ejercicio ayudará considerablemente a balancear sus emociones.
- Controlar emociones: Lo primero que debemos hacer en los casos de persecución donde el refuerzo es interno (ocurre en el cerebro del perro) es trabajar en balancear sus emociones. Si es un perro miedoso, ansioso o estresado investiguemos si en el ambiente donde se desenvuelve existen situaciones que le generan miedo, ansiedad o estrés. Estas situaciones podrían ser fobias a los ruidos fuertes, ansiedad por separación o falta de interacción social (pasa mucho tiempo en el patio, sin contacto humano, está amarrado), entre otros.
- Satisfacer necesidad: Le daremos a nuestro perro actividades que le permitan satisfacer su necesidad de “perseguir” y “atrapar”. El juego con pelotas y frisbees es una excelente opción. Para perros a los que además de atrapar les gusta “sacudir y desgarrar”, entonces debemos darles juegos en donde puedan realizar esas actividades de manera segura. Juegos como “jalar la trenza o el trapo” y juguetes que pueda morder y romper, son muy buenas opciones. Otra actividad que le ayudará a nuestro perro a controlarse, es enseñarle a “tomar” y “soltar” un objeto.
- Pasa más tiempo de calidad con su perro: Es lo más importante y no cuesta nada. La interacción diaria con su familia humana hará milagros en su mente (recuerde que para él no hay nada más importante que compartir con ustedes, sea amable y gentil al educarlo, tenga paciencia.
Presentación Perro-Gato
Todos conocemos el eterno y legendario conflicto entre perros y gatos… pero ¿qué tan difícil puede ser lograr que se lleven bien? La convivencia entre perros y gatos SI es posible y de hecho un gato y un perro pueden llegar a ser amigos inseparables. La buena convivencia dependerá mucho de la personalidad y temperamento del perro, del gato y por supuesto de su dueño.
Los cimientos de la relación se construyen en el momento de la presentación y la primera impresión que ambos tengan será determinante.
Debes prepararte psicologicamente porque algunas veces simplemente “no están destinados” para convivir. Puede haber perros que muestran una conducta agresiva e inevitable frente a los gatos y viceversa. Sin embargo en la mayoría de los casos, se puede lograr una convivencia armónica entre ambas especies. El secreto está en tu capacidad de controlar la situación, de entender el lenguaje de ambos y ayudarlos a encontrar su ritmo y su espacio. Recuerda valerte de métodos siempre positivos en donde ignores las malas conductas y premies siempre lo que te gusta. Premiar tanto a tu gato como a tu perro los ayudará mucho a entender que “ese comportamiento” es algo bueno y digno de repetirse.
Los cimientos de la relación se construyen en el momento de la presentación y la primera impresión que ambos tengan será determinante.
- Asegúrate de que tu perro tenga claros los comandos de “sentado”, “echado” y “quieto” y que se los hayas enseñado con un programa de entrenamiento 100% positivo en donde tu perro haya aprendido que obedecerte es divertido, interesante y algo que le gusta hacer. Estas prácticas te permitirán controlar mucho mejor la presentación y convivencia entre perros y gatos.
- Antes del momento de la presentación, dale a tu perro un paseo y cánsalo. Después del paseo, espera 15 minutos y dale de comer. Así estará 100% relajado antes del encuentro con el gato.
- Terreno neutral: Lo ideal es que la presentación se lleve a cabo en un terreno desconocido para ambos y fuera de casa.
- Durante la presentación mantén a tu perro con correa y al gato a un distancia razonable (unos 10 metros). Necesitarás que alguien te ayude con el gato o tener al gato dentro de un trasportín. Si notas que tu perro se altera al ver al gato, cálmalo. Para calmarlo lo ideal es que camines en sentido contrario al gato y en cuanto se relaje lo premies. Tendrás que repetir este ejercicio hasta lograr que tu perro empiece a entender que mientras el gato está presente, el debe permanecer tranquilo. Si no logras conseguir la calma de tu perro quiere decir que la distancia que actualmente hay entre él y el gato no es suficiente y la presentación debe empezar desde una distancia mayor. Premia a tu perro siempre que este calmado o deje de mirar fijamente al gato. Hasta que la distancia crítica entre perro y gato no pueda reducirse, acercarlos repentinamente puede ser muy mala idea.
- Cuando logres que tu perro esté cerca del gato sin alterarse, es tiempo de integrarlos. No esperes que se toleren de inmediato y que entiendan cómo comportarse. No deberás forzar la convivencia. El primer paso es conocer las necesidades de cada especie y respetarlas.
- Tu perro debe tener su propio espacio en casa así como momentos a solas de juego, además de una rutina bien establecida. En pocas palabras debes procurar su equilibrio tanto dentro como fuera de casa.
- Tanto perros como gatos deberán tener espacios diferentes para comer. Podrán comer a la misma hora pero no en el mismo lugar. (Nota: la comida de gatos puede ser muy dañina para los perros).
- También deberás poner en espacios distintos sus lugares de descanso. Evitar que se sientan “invadidos” ayudará a prevenir pleitos.
- Cuando estén conviviendo en casa, es importante premiar y felicitar a tu perro cada vez que se encuentre relajado y que te guste su conducta, así continuará aprendiendo que al comportarse de ese modo mientras esté cerca del gato sucederán cosas buenas.
Debes prepararte psicologicamente porque algunas veces simplemente “no están destinados” para convivir. Puede haber perros que muestran una conducta agresiva e inevitable frente a los gatos y viceversa. Sin embargo en la mayoría de los casos, se puede lograr una convivencia armónica entre ambas especies. El secreto está en tu capacidad de controlar la situación, de entender el lenguaje de ambos y ayudarlos a encontrar su ritmo y su espacio. Recuerda valerte de métodos siempre positivos en donde ignores las malas conductas y premies siempre lo que te gusta. Premiar tanto a tu gato como a tu perro los ayudará mucho a entender que “ese comportamiento” es algo bueno y digno de repetirse.