TOS DE LAS PERRERAS
El término "tos de las perreras" designa un conjunto de signos clínicos de las vías respiratorias altas del perro, cuyas principales características son la gran capacitad de contagio y la multiplicidad de agentes patógenos causales.
Afecta sobre todo a perros jóvenes y, aunque desde el punto de vista médico no suele ser una enfermedad grave, puede ocasionar pérdidas económicas considerables en criaderos. La participación en exposiciones o concursos caninos constituye un factor de riesgo importante. En efecto, en los días siguientes a un encuentro, los perros participantes padecen con frecuencia episodios de tos. Este riesgo es mayor cuando se presentan en una exposición perras con sus crías.
En los criaderos, esta enfermedad es mucho más frecuente en invierno, período durante el cual se producen grandes variaciones de la temperatura y la humedad exteriores y resulta más difícil controlar la aireación y la humedad ambiente en los locales de la perrera. No obstante, en los países industrializados, la generalización de la costumbre de colocar a los perros en residencias caninas durante el verano tiende a uniformar la frecuencia de aparición de casos clínicos.
Afecta sobre todo a perros jóvenes y, aunque desde el punto de vista médico no suele ser una enfermedad grave, puede ocasionar pérdidas económicas considerables en criaderos. La participación en exposiciones o concursos caninos constituye un factor de riesgo importante. En efecto, en los días siguientes a un encuentro, los perros participantes padecen con frecuencia episodios de tos. Este riesgo es mayor cuando se presentan en una exposición perras con sus crías.
En los criaderos, esta enfermedad es mucho más frecuente en invierno, período durante el cual se producen grandes variaciones de la temperatura y la humedad exteriores y resulta más difícil controlar la aireación y la humedad ambiente en los locales de la perrera. No obstante, en los países industrializados, la generalización de la costumbre de colocar a los perros en residencias caninas durante el verano tiende a uniformar la frecuencia de aparición de casos clínicos.
Síntomas
Accesos de tos seca, a veces emetizante (que produce vómitos) e inicialmente no productiva (aparece principalmente en los cachorros).
- Síntomas persistentes durante varias semanas.
- Tos exacerbada por el ejercicio o la simple palpación de la laringe o la tráquea
- Ruidos característicos de bronquitis y a veces de bronconeumonía en la auscultación.
- Hipertermia (aumento de la temperatura corporal) pronunciada.
- Anorexia y apatía.
Factores favorecedores
Esta enfermedad, al igual que los síndromes respiratorios porcino y felino, afecta principalmente a los grupos de animales confinados con alta densidad de población o alta tasa de intercambio de animales (perreras municipales, residencias temporarias, animalarios...).
Los cachorros padecen formas graves con mayor frecuencia que los adultos, puesto que la protección pasiva que reciben a través de los anticuerpos maternos sólo dura unas 4 ó 5 semanas, mientras que los adultos poseen cierto grado de inmunidad activa debido a contactos repetidos con el agente infeccioso natural.
Diversos estudios han mostrado que el principal agente causal de este síndrome respiratorio es una bacteria, la Bordetella bronchiseptica. Este cuadro también puede ser provocado por algunos virus: el virus de la parainfluenza canina (CPiV), el adenovirus canino de tipo 2 (CAV-2) y el virus del moquillo canino (CDV). Además, estos gérmenes pueden asociarse a otros agentes patógenos, entre los que se encuentran bacterias (Pasteurella multocida, Pseudomonas aeruginosa y Mycoplasma sp.) y virus (virus del herpes canino [CHV] y reovirus canino).
B. bronchiseptica es el único germen patógeno conocido capaz de producir solo los signos clínicos de la enfermedad. Los demás agentes infecciosos incriminados sólo ocasionan trastornos relativamente benignos y de corta duración, excepto el virus del moquillo, responsable de trastornos respiratorios que constituyen uno de los elementos del cuadro clínico de esta enfermedad( y a veces producen cuadros neurológicos).
Los cachorros padecen formas graves con mayor frecuencia que los adultos, puesto que la protección pasiva que reciben a través de los anticuerpos maternos sólo dura unas 4 ó 5 semanas, mientras que los adultos poseen cierto grado de inmunidad activa debido a contactos repetidos con el agente infeccioso natural.
Diversos estudios han mostrado que el principal agente causal de este síndrome respiratorio es una bacteria, la Bordetella bronchiseptica. Este cuadro también puede ser provocado por algunos virus: el virus de la parainfluenza canina (CPiV), el adenovirus canino de tipo 2 (CAV-2) y el virus del moquillo canino (CDV). Además, estos gérmenes pueden asociarse a otros agentes patógenos, entre los que se encuentran bacterias (Pasteurella multocida, Pseudomonas aeruginosa y Mycoplasma sp.) y virus (virus del herpes canino [CHV] y reovirus canino).
B. bronchiseptica es el único germen patógeno conocido capaz de producir solo los signos clínicos de la enfermedad. Los demás agentes infecciosos incriminados sólo ocasionan trastornos relativamente benignos y de corta duración, excepto el virus del moquillo, responsable de trastornos respiratorios que constituyen uno de los elementos del cuadro clínico de esta enfermedad( y a veces producen cuadros neurológicos).
Prevención
Una vacuna inactivada bivalente (B. bronchiseptica y CPiV) con adyuvante, administrable por vía subcutánea a los perros adultos y a los cachorros a partir de las 4 semanas de edad protege contra la “Tos de las perreras”. La primovacunación (la vacunación por primera vez) se realiza con 2 dosis, con 3-4 semanas de intervalo y se recomienda administrar refuerzos anuales.
Esta vacuna induce una protección contra los signos clínicos de la tos de las perreras. La vacunación de los adultos debe realizarse preferentemente antes del período de mayor riesgo: antes del invierno, la estancia en una residencia canina, exposición, caza, etc. La vacunación de las camadas puede efectuarse durante todo el año, pero principalmente antes del invierno: desde octubre a marzo en nuestro continente.
Esta vacuna induce una protección contra los signos clínicos de la tos de las perreras. La vacunación de los adultos debe realizarse preferentemente antes del período de mayor riesgo: antes del invierno, la estancia en una residencia canina, exposición, caza, etc. La vacunación de las camadas puede efectuarse durante todo el año, pero principalmente antes del invierno: desde octubre a marzo en nuestro continente.